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por la mirilla de mi media rota veo un milímetro de
camino descalzo. romeo sangra lanzando besos al aire
como una soprano borracha, y al borde de mi sangre hay
una botella con dos copas, demasiada invitación...
el revés de mi reflejo vende su sexo por centavos,
penetra el nombre de cualquier paloma obscena hasta
estallar; me recorta una laguna de semen entre las
líneas de un testamento sin nombre, mientras afuera la
madrugada decide por mí.
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